NOCHES VOLARE: EL ARTE QUE NACE DEL AMOR Y SE ELEVA EN GRATITUD
- Gris Cruz

- hace 5 días
- 3 Min. de lectura

Imagen por: Arqueles García
Monterrey, Nuevo León. Hay caminos que no sólo se recorren con los pies, sino con el alma. Así fue el trayecto hacia Casa Volare, ese nuevo refugio para el arte que parece emerger entre las calles de Santiago, Nuevo León, como un respiro luminoso, una invitación a mirar más allá de lo cotidiano. Llegar ahí es casi una ceremonia: el rumor de la ciudad se va desvaneciendo poco a poco, los pasos se vuelven más lentos, y de pronto uno se encuentra frente a una puerta que no sólo abre un espacio físico, sino también un universo sensible donde la belleza y la memoria dialogan.
La noche del sábado 18 de octubre marcó el inicio de “Noches Volare”, un ciclo que promete convertirse en punto de encuentro para artistas, creadores y amantes del arte. Desde el primer instante se sintió una energía cálida, profundamente humana: luces suaves iluminando el bello espacio, música en vivo, conversaciones que nacían entre las obras, miradas cómplices que reconocían el valor de estar ahí. Todo parecía fluir con la naturalidad de algo que tenía que suceder.
En medio de esa emoción compartida, Michelle Carrizosa, hija del pintor Héctor Carrizosa, tomó la palabra. Con voz firme y dulce, habló de la importancia de honrar en amor y arte la memoria de su padre y de su hermano, ambos artistas cuya huella sigue latiendo en cada pared, en cada cuadro, en cada rincón de la casa.
“Casa Volare es eso —dijo—, la posibilidad de mantener viva la esencia de quienes amaron profundamente el arte y nos enseñaron que la creación también es una forma de amar.”
Sus palabras llenaron el aire de un silencio respetuoso, un momento que se sintió como un abrazo colectivo.

Imagen por: Arqueles García
✦ El vuelo de la gratitud
La velada continuó con la inauguración de la exposición “Gratitud” del fotógrafo Tony Cárdenas, un homenaje en forma de luz, memoria y amistad. Tony, amigo y discípulo del querido Héctor Carrizosa, volvió a este espacio con el corazón abierto, rindiendo tributo a quien le dio su primera oportunidad expositiva.
“Mi primera exposición fue con Héctor —recordó Tony—. Él me dio ese impulso inicial. Siempre generoso, me cedió su espacio en la planta baja, diciendo: ‘Yo ya soy conocido, tú quédate aquí, este será tu momento’. Ese gesto no lo olvido.”
Años después, Tony regresa a ese mismo lugar con una colección que es pura emoción visual: fotografías que respiran silencio, polvo, luz y alma. “Gratitud” es una carta visual al universo. Cada imagen es un instante detenido entre el cielo y la tierra, un diálogo entre el hombre y la naturaleza, un “gracias” que se eleva en forma de color y textura.
En conversación con el público, Tony compartió que su obra nace de la contemplación profunda y del deseo de paz: “Cada fotografía que tomo es una poesía visual. Los amaneceres y los atardeceres son momentos de comunión con la naturaleza, y ahí encuentro esa tranquilidad máxima, esa gratitud con Dios por permitirnos verlos.”

Imagen por: Arqueles García
Gran parte de su inspiración proviene de sus recorridos por Mina, Nuevo León, y las zonas arqueológicas de Potrerillos, donde exploró junto al antropólogo Dr. William Brin Murray. De esas caminatas nacieron obras que son casi oraciones visuales.
“De alguna manera —dice Tony—, lo que los antiguos veían en las piedras, yo lo devuelvo ahora en imágenes digitales. Es mi manera de cerrar el ciclo.”
✦ Música, palabra y encuentro
Entre las obras y los suspiros, la noche también tuvo ritmo y palabra. El encantador show de Charros y Churros ofreció una intervención musical y poética que tejió canciones mexicanas con relatos sobre la vida y el arte, recordando que la palabra también puede pintar. Hubo risas, aplausos, brindis y miradas que se cruzaban con la certeza de estar viviendo algo genuino.
Imágenes por: Arqueles García
✦ Un espacio con alma
Casa Volare nació entre emoción y reverencia, entre memorias y promesas. Es un espacio para quienes saben que el arte no es un lujo, sino una necesidad del alma; para quienes buscan un refugio donde lo sensible tiene casa, donde cada cuadro, cada nota, cada palabra puede convertirse en un acto de vuelo.
La exposición “Gratitud” permanecerá abierta durante un mes, invitando a todo aquel que ame la fotografía, la naturaleza y la emoción pura del arte a detenerse un instante y mirar. Porque, al final, agradecer también es una forma de volar.





























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