Gabriela Berumen: la voz que canta con alma mexicana desde Iztapalapa
- Gris Cruz
- hace 12 horas
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Imagen de las redes sociales de la artista
Por más de una década, Gabriela Berumen ha construido una carrera que respira autenticidad. Cantante, comunicóloga y máster en artes escénicas, su historia no es la de quien busca fama, sino la de quien busca sentido. Con raíces zacatecanas e hidalguenses, y el corazón sembrado en Iztapalapa, esta intérprete ha hecho de la música mexicana su refugio, su bandera y su forma más pura de libertad.
“Mi papá escuchaba a El Piporro, Felipe Arriaga, Dora María… y mi mamá se sabe todas. Desde niña crecí entre esas canciones que hablaban de amor, de campo, de dolor y de orgullo. Ahí empezó todo”, recuerda con ternura.
Gabriela aprendió desde pequeña que cantar no era un simple acto, sino una manera de honrar la vida. En su voz se mezclan las lecciones del hogar con el rigor de su formación profesional. Ha compartido escenario con artistas como Erasmo Catarino, fue parte del equipo de Lupillo Rivera en La Voz México, y su entrega le ha valido la Medalla Aida Cuevas, un reconocimiento que describe como uno de los momentos más emocionantes de su trayectoria.

Imagen de las redes sociales de la artista
La artista que canta para sanar
Su nuevo EP, Pido Ser Feliz, es un proyecto que nació después de una pausa difícil. Tras la pandemia, Gabriela enfrentó problemas de salud y un proceso de rehabilitación vocal que la obligó a reencontrarse con su propósito.
“Tuve que hacer terapia de voz, trabajar con foniatra… y sobre todo, aprender a tener paciencia. A veces uno quiere correr, pero la vida te enseña que despacio también se llega lejos. En ese proceso entendí que la felicidad no se busca: se construye, día a día.”
Cada canción del EP es un pedazo de su camino, un diario emocional donde conviven la nostalgia, la fe y la alegría de saberse viva. El tema que da nombre al disco, Pido Ser Feliz, resume su filosofía actual: cantar para sanar, y sanar cantando.
“A la gente joven que quiere dedicarse a la música, les digo: trabajen, estudien, pero sobre todo, no se olviden de quiénes son. No hay atajos. El escenario te prueba, y solo te sostiene la verdad.”
Orgullo de identidad
Gabriela lleva su orgullo por Iztapalapa con la cabeza en alto. Lejos del estigma, la artista reivindica su origen como un motor de fuerza.
“Soy de Iztapalapa, y lo digo con todo el amor. Aquí está la gente más trabajadora, la que se levanta de madrugada para mover a la ciudad. Esa energía se siente, se vive. Me alimenta saber que vengo de un lugar que no se rinde.”
En sus conciertos, suele dedicar unas palabras a la comunidad que la vio crecer. Para ella, cantar música mexicana no es solo un acto artístico: es una declaración de identidad.
“La música mexicana no está muerta. Está viva en nosotras, las mujeres que decidimos interpretarla desde la entraña. Yo no canto solo para entretener; canto para recordarle a la gente que nuestras raíces siguen firmes, que tenemos historia y corazón.”
De Iztapalapa al mundo
Su talento también ha cruzado fronteras. Gabriela representó a México en Italia, acompañada por mariachi y ballet folklórico, llevando el color y la emoción de la música ranchera a escenarios internacionales.
“Fue hermoso ver cómo los extranjeros se emocionan con nuestras canciones, cómo entienden el sentimiento aunque no hablen español. La música mexicana tiene eso: una fuerza universal.”
A lo largo de la entrevista, su voz se entrecorta entre risa y emoción. Habla de su padre, que ya no está, y de cómo cada interpretación de Amor Eterno se vuelve un reencuentro con él. Habla de fe, de disciplina y de seguir adelante aunque la vida pida pausa.
“La música me ha salvado muchas veces. Y cuando canto, siento que puedo devolverle al mundo un poco de eso que me ha dado. No soy una artista de escenario grande, soy una mujer que canta con verdad. Y eso es suficiente.”
Un legado con alma femenina
Gabriela reconoce que hoy las mujeres están sosteniendo el género ranchero con una fuerza renovada. “Somos más las que contamos nuestras historias. Antes las canciones hablaban de nosotras, ahora las contamos nosotras”, dice con orgullo.
Se reconoce parte de una generación junto a artistas como Majo Aguilar, Camila Fernández, Lupita Infante o Natalia Jiménez, quienes reinterpretan el mariachi desde nuevas miradas, sin perder la esencia.
“No hay que tenerle miedo al cambio. Podemos ser tradicionales y modernas a la vez. La música mexicana tiene que evolucionar, pero sin olvidar su raíz.”
Con esa convicción, Gabriela sigue avanzando. Sin prisa, pero sin pausa. Su voz es cálida, su presencia humilde, su mensaje claro:
“No se necesita fama para dejar huella. Solo hay que tener un propósito y mantenerlo vivo.”
Desde Iztapalapa para el mundo, Gabriela Berumen sigue cantando con el alma por delante. Porque como ella misma dice:
“Un cantante puede, pero un cantador tiene con qué. Y yo canto porque ahí, en medio de la música mexicana, encontré quién soy.”
Puedes escuchar la entrevista dando click aquí:


















