Total Syntek: una noche para celebrar la música que trasciende
- Gris Cruz

- 13 jul
- 2 Min. de lectura

Monterrey, Nuevo León. El escenario del Auditorio Cumbres se encendió pasadas las 11 de la noche del sábado 12 de julio, pero la energía ya venía acumulada desde horas antes. Aleks Syntek, uno de los nombres más emblemáticos del pop en español, regresaba a Monterrey con su gira “Total Syntek 35 aniversario”. Una celebración viva de la música que ha sabido tocar corazones por más de tres décadas.
Y el público lo sabía. Por eso esperó paciente, emocionado. y cuando la primera nota sonó, estalló la memoria colectiva: “El camino”, “De noche en la ciudad”, “Preso”, “Tú necesitas”, “Intocable”, “Duele el amor”, “Por volverte a ver”, “Una pequeña parte de ti”, y ese himno generacional que es “Sexo, pudor y lágrimas”… Cada canción fue un reencuentro con el tiempo. El final llegó con un estallido de euforia: “Viviendo de noche” se convirtió en fiesta, canto, y un abrazo entre Syntek y su gente.
Pero la noche no fue solo música. Fue una declaración de principios. Syntek no se ha limitado a cantar; también piensa, cuestiona, se involucra. En la rueda de prensa previa, habló sin rodeos de temas como la migración, la manipulación de los algoritmos en la industria musical y la urgencia de crear un arte con contenido.
“Las plataformas están entrenando a las nuevas generaciones a consumir solo lo que se hace viral. Los algoritmos no leen calidad, solo reacciones. Eso es preocupante.”
Sus palabras no venían desde la crítica fácil, sino desde la responsabilidad del artista que observa y propone. Como él mismo lo dijo al compartir micrófono con jóvenes en una escuela de Monterrey al que asistimos meses atrás y nos compartió lo siguiente:
“No se trata de música buena o mala. Se trata de música trascendente frente a música efímera. Lo que tiene contenido, lo que nace del alma, eso es lo que perdura.”
Y Syntek no predica en vacío. Su propia banda —formada por talentosas mujeres músicas, como Vale Cox desde Chile y otras artistas con formación clásica— es ejemplo de lo que defiende: ejecución impecable, sensibilidad, entrega.
“Estas chicas están aquí porque son brillantes, no porque bailen o hagan show. Son artistas completas.”
También habló sobre el peligro de la inteligencia artificial en el arte. “La IA no ama, no extraña, no sufre”, dijo. Y eso lo resume todo: sin emoción, no hay arte verdadero.
Monterrey lo recibió con cariño, y él lo reconoció con una sonrisa:
“Aquí me la vivo. No me importa lo que diga Spotify. En Guadalajara me escuchan más, pero aquí es donde me abrazan.”
Treinta y cinco años de carrera no se dicen fácil. Pero Syntek no se detiene a mirar atrás con nostalgia: lo suyo es seguir creando, compartiendo, reflexionando.
Y por eso su música sigue viva. Porque nació desde el alma y no desde un algoritmo. Porque eligió el camino largo, pero verdadero. Porque aún canta —y piensa— como si el arte pudiera cambiar al mundo. Y a veces, lo hace.


































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